miércoles, 18 de noviembre de 2020

REFLEXIÓN | LA TELARAÑA EN LA PUERTA

 

Dicen que una vez un hombre era perseguido por varios malhechores que querían atracarlo. El hombre entró en una cueva. Los malhechores empezaron a buscarlo por las cuevas anteriores a la que él se encontraba.

Con tal desesperación elevó una oración al Creador:

"Dios Todopoderoso, haz que tus ángeles bajen y tapen la entrada, para que no entren a matarme".


En ese momento escuchó a los hombres acercarse a la cueva en la que él se encontraba y vio que apareció una arañita.


La arañita empezó a tejer una telaraña en la entrada. El hombre volvió a elevar otra plegaria, esta vez más angustiado:


-"Señor te pedí ángeles, no una araña."


Y continuó: "Señor por favor, con tu mano poderosa coloca un muro fuerte en la entrada para que los hombres no puedan entrar a matarme".


Abrió los ojos esperando ver el muro tapando la entrada y observó a la arañita tejiendo la telaraña.


Estaban ya los malhechores entrando en la cueva anterior y el hombre se quedó esperando su muerte. Cuando los malhechores estuvieron frente a la cueva, ya la arañita había tapado toda la entrada. Entonces se escuchó esta conversación:


- Entremos en esta cueva.

-No. No hace falta.


-¡Mira, hay una telaraña! Es imposible que haya podido entrar en esta cueva sin romperla. Sigamos buscando en las otras.


REFLEXIÓN:

Pedimos cosas que desde nuestra perspectiva humana son lo que necesitamos, pero Dios nos da aquellas pequeñas cosas que se pueden volver grandes.

A veces pedimos muros para estar seguros, pero Dios en cambio nos pide confianza en Él, para dejar que Su poder se manifieste y haga que algo como que una telaraña nos de la misma protección que una muralla.


Si has pedido un muro y no ves más que una telaraña, recuerda que Dios sabe lo que realmente necesitamos.


¡Confía en Él!... Y permite que se haga Su VOLUNTAD y no la tuya.


♡♡

domingo, 15 de noviembre de 2020

Corrige al sabio, y lo harás más sabio. Corrige al necio, y lo harás tu enemigo.


Cierto día, a un joven se le dañó su coche Ford en el camino.
El joven sabía mucho de coches, así que intentó arreglarlo por sí mismo.
Trató de encender el coche de muchas formas, pero nada funcionaba…
Intentó de todo, pero el coche jamás encendió.
Más tarde, otro conductor se detuvo y se acercó.
Era un señor de edad avanzada, que bajó de su auto dispuesto a ayudar. Saludó y procedió a observar un buen rato.
Después de estudiar el coche, le dijo: ‘Hijo, ¿ves esta pieza aquí? Solo voltéala y el auto encenderá’.

Sudado y enojado, el hombre pensó ‘Este viejito no sabe lo que dice, yo sé más que él. Tengo muchos años de experiencia con los autos. ¿Qué se cree este?’
De todas maneras, hizo lo que el viejito dijo.
Ajustó la pieza, entró al auto, giró la llave y... la máquina encendió efectivamente.
Sorprendido, le preguntó al anciano: ¿Cómo supiste cuál era el problema?’
‘Mi nombre es Henry Ford. Yo creé este auto’ Respondió el anciano. ‘Conozco hasta la más mínima pieza de este coche’.
En el libro “EL HOMBRE MÁS RICO DE BABILONIA” hay unas lecciones magistrales que ayudarían a ilustrar esta pequeña historia, donde dice que demasiadas veces, los jóvenes creen que los viejos solo conocen la sabiduría de los tiempos pasados y por eso no sacan provecho de ella. Pero recuerda esto: el sol que brilla ahora es el mismo que brillaba cuando nació tu padre y el mismo que brillará cuando muera el último de tus nietos. Las ideas de los jóvenes son luces resplandecientes que brillan como meteoros que iluminan el cielo; pero la sabiduría del anciano es como las estrellas fijas que lucen siempre de la misma manera, de modo que los marinos puedan confiar en ellas.
Con esto se busca hacerles entender a los jóvenes que los principios para abrirse un camino de prosperidad son los mismos que se usaron ayer y que se usarán mañana.
Puede cambiar la técnología, pero los principios, cual astro sol, seguirán siendo los mismos. ¿Quieres aprender los principios? Presta atención a la sabiduría. ¿Dónde esta la sabiduría? Normalmente en las personas de experiencia. Si el joven escucha al viejo que ha transitado el camino que él quiere recorrer, sabrá de antemano algunos detalles que harán su viaje más placentero.
Ralph Waldo Emerson con su inmensa sabiduría decía: “Todo hombre que conozco es superior a mí en algún sentido. Y por eso aprendo de el”, alguien más decía: Cualquier persona mejor que yo, para mí es un modelo a seguir.